Hola
querid@s, aquí les comparto algunos de los textos producidos para la clase VI.
Un
abrazo fuerte y cuídense mucho
Analía Gerbaudo sostiene que
la literatura del siglo XIX “nos pobló de referencias para otorgarnos
identidad, pero también, falsos estereotipos”
Lo
que plantea Analía Gerbaudo es cierto, al menos para nosotros.
En
primer lugar, la literatura del siglo XIX, se vio influenciada por corrientes
europeas y el imperialismo, lo cual se ve reflejado en el Matadero y el
Facundo. Hay que analizar lo que afirma teniendo en cuenta este contexto, ya
que, se ve presente en casi todas las obras de la época. Tanto en estos textos
como, por ejemplo, en el Martín Fierro, podemos ver que se representa un
estereotipo falso cuando divide a la sociedad. De esta se habla como si
existieran subtipos: gaucho malo, gaucho payador, gaucho rastreador y gaucho
baqueano. Y por otra parte se divide a la clase baja (gauchos e indios) y la
clase alta (burguesía).
En particular, la generación del 37, que fue
un movimiento intelectual de a mediados del siglo XIX, fue del cual nacieron
grandes exponentes de la literatura Argentina como Sarmiento, Echeverría,
Alberdi y Gutiérrez, llenándonos de diversas perspectivas sobre nuestra nación.
Consideramos que este movimiento también difundió un estereotipo falso que
terminó estableciendo que estas figuras eran las únicas que pensaban en el
progreso, en una civilización sin barbarie, a partir de sus diferentes
ideologías. En palabras más simples, se buscaba mostrar que lo malo era Rosas y
la Mazorca, y ellos como una figura que concentra todo lo bueno. Aún así,
creemos que los textos y la literatura son subjetivos porque cada autor tiene y
muestra una realidad diferente, ninguno de nosotros sabe, por ejemplo, si los
federales eran tan malos como se describía, o si los unitarios eran del todo
buenos como leímos.
Si
nos ponemos a pensar, Sarmiento demostró otro tipo de estereotipo erróneo, más
allá de sus ideas sobre la educación a partir del sistema europeo. Él en sus
relatos, por ejemplo en el Facundo, habló de las otras clases como indios y
violentos, como el atraso, los salvajes, la barbarie; en contraposición de lo
que llamaba civilización, que era todo lo urbano y lo que tuviera contacto con
el tipo europeo.
Además,
nadie sabe si esa era la realidad de ese entonces, quienes eran los malos y
quiénes los buenos. Es muy cierto, desde nuestro punto de vista, que la literatura
del siglo XIX, le dio voz a diferentes discursos y posturas políticas, que
mostraban diferentes realidades, que ayudaron a formar la historia, ayudándonos
a pensar cómo eran los pensamientos de las clases sociales en aquella época.
Por
lo antes dicho consideramos que la generación del 37, sirvió como base
ideológica en la etapa de la fundación de la patria, ya que muchas obras
reflejan la realidad de la época. Ayuda a darle voz a discursos e ideologías
políticas, a revelar injusticias, o quizá a ocultarla, dándole una identidad a
nuestro país. De cualquier forma, sirve como otro medio de expresión. Por
ejemplo, el Matadero es como una “protesta” al gobierno de Rosas, oponiéndose a
dicho régimen y mostrando que son completamente injustos e irracionales.
Como
conclusión, creemos que es cierto que se generaron muchos estereotipos falsos,
tanto sobre la palabra de civilización y progreso a partir del modelo europeo,
como sobre la sociedad dividida y enfrentada. Mediante la literatura y la
escritura, se le termino dando una identidad a la patria, porque se eliminó
todo tipo de diferencia social o cultural existente. Escribían tanto políticos
como gauchos, dejando proyectadas ideas políticas, manifestaciones y quejas,
que ayudaron a la concientización y reflexión sobre el origen de nuestra
nacionalidad, y adquisición de nuestra identidad. En definitiva, las diferentes
opiniones plasmadas en la literatura del siglo XIX y los diferentes
estereotipos creados, nos nutrieron de conocimiento para conocer las diferentes
realidades.
(Candela
Rodríguez y Máximo Piedrabuena, 6°ECO)
La historia argentina se construyó a través del resultado de la versión
final de los hechos que la constituyen, la cual obviamente siempre es la
versión del ganador. Esto implica que la misma contenga verdades ocultas o hechos no del todo ciertos. En la mayoría
de los casos, de todas formas, siempre se trata de omisión de información.
Estamos de acuerdo con que se trata
de “falsos estereotipos” ya que teniendo en cuenta lo que nos han enseñado
desde primaria hasta la actualidad siempre es lo mismo: “Colón vino y colonizó
América”. Pero jamás explican quienes habitaron este territorio antes de eso,
cuál es nuestro verdadero origen, qué tenemos que ver con los demás países
americanos. Siempre sabemos que Argentina es un país de inmigrantes europeos,
de los cuales somos descendientes pero ¿Y antes de eso? ¿Solo vinieron unos
españoles en un comienzo, se llevaron las piedras preciosas y años después
vinieron italianos y españoles que son los considerados “fundadores” de nuestra
Nación? Algo tuvo que haber antes de eso, algo que el imaginario nunca ha
querido revelar, algo que se ha tratado de borrar de la historia. Por esto
mismo, sostenemos que sí es cierto esto de los “falsos estereotipos”, que son
una serie de testimonios distorsionados por el poder dominante de la Nación
Argentina, que se han ido modificando a lo largo del tiempo puesto que también,
en este país es muy normal que dos “fuerzas” enfrentadas compitan por el poder
y una vez obtenido este, modifiquen a gusto la realidad. Esto se verá y
repetirá en muchas ocasiones de la historia argentina y actualmente también. Es
paradójico que esta parte omitida de la historia se pueda conocer, saber,
razonar y conectar a través de la literatura.
Llegamos a la conclusión que la
historia la escriben los que ganan y así también notamos como se repite una y
otra vez en diferentes contextos.
(Valentina Cresmani, Sofía Sack y
Agustina Pirotti, 6° Sociales)
Para
nosotros, esta afirmación es totalmente cierta. Cuando se dice "la
historia la escriben los vencedores", no tiene por qué uno referirse de
manera exclusiva a la Primera Guerra Mundial. Esta frase, fuera de su contexto,
puede representar perfectamente lo ocurrido en Argentina durante el siglo XIX y
también puede hacer referencia a un ideal de patria que ha llegado hasta
nuestros días. Leer esta frase en el contexto que transcurrió nuestro país en
sus comienzos nos puede hacer reflexionar sobre el modelo de patria que por
aquel entonces algunos personajes quisieron establecer. Dichos personajes,
llamados unitarios, pertenecían a la clase más acomodada de la Ciudad de Buenos
Aires, y se dedicaban a difundir un ideal de patria totalmente etnocéntrico,
ubicando su propia cultura por encima de las demás. Los unitarios pretendían
formar un país totalmente centralizado en Buenos Aires, que a su vez mantuviera
su vista puesta en Europa, para ellos una civilización ejemplar y avanzada. Fue
así que denostaron a cualquier otra cultura preexistente y a cualquier
movimiento que esté encargado de defenderlas. Los federales, quienes creían en
una patria diversa y con cultura propia, no pudieron hacer frente a la batalla
cultural que dieron los unitarios. En aquel entonces solo quienes pertenecían a
un sector acomodado y disponían de los recursos necesarios podían aprender a
leer y a escribir, mientras que la mayoría de las personas no aprendía a hacer
ninguna de estas dos cosas a lo largo de toda su vida.
A
mediados del siglo XIX surgió en Argentina un movimiento intelectual conocido
como la Generación del ´37, que a través de la literatura expandió su base
ideológica de forma eficaz, propagando
los principios del unitarismo. Autores de dicho movimiento intelectual
escribieron obras que posteriormente fueron la base de partida para la
construcción de un país diseñado por el pensamiento unitario. Es en este
entonces cuando podemos retomar el concepto "la historia la escriben los
vencedores". Esto no quiere decir que los unitarios sean mejores y los
federales sean peores. Lo que realmente explica esta frase, en el contexto al
cual nos referimos, es el hecho de que nuestra identidad como país se construyó
sobre unos cimientos ideológicos que si bien formaron nuestra identidad, fueron
escritos por aquellos que tuvieron la oportunidad de hacerlo. Al momento de
formar la nación, fueron unos pocos quienes diseñaron cual es el modelo que
iban a seguir, y construyeron tras de sí un relato que conocemos hasta la
actualidad.
(Julieta
Torres, Maximiliano Martins y Facundo Carrasco, 6°Naturales)
A mi parecer, la afirmación es
correcta. En efecto, la literatura del siglo XIX nos pobló de falsos
estereotipos. Como todos los textos fueron escritos por los del lado
civilizado, todos los estereotipos que se formulan son hacia el bando de la
“barbarie”, los cuales no escribieron textos en su defensa (por obvias
razones). Gracias a los escritos de los
autores civilizados podemos apreciar una visión de la masa popular bruta e
ignorante. Es más, en algunos casos casi que se da a entender que la barbarie es una raza inferior de
humanos en comparación con los eruditos unitarios. En El matadero se observa
que los rosistas actúan compulsivamente para conseguir carne y veneran al Restaurador como a una divinidad. Además,
celebran como los carniceros secuestran al joven unitario para mazorquearlo
brutalmente. Incluso en el Martín Fierro, donde el narrador es un gaucho, nos
muestran lo incultos y ceporros que son. Aunque por lo menos, nos permite
apreciar un lado más humano.
Por otro lado, tanta visión negativa hacia la
“barbarie” genera que los veamos como los villanos de la película. Divide a
ambos bandos entre los buenos, encarnados por los unitarios, y los malos,
representados por la “barbarie”. Pero en realidad, habría que entender como lo
que son posturas, ideologías diferentes. Claro que hay que saber diferenciar
entre pensar diferente, y torturar y matar una persona por su ideología. Pero
no se puede demonizar a las personas por el simple hecho de ser ignorantes.
(Facundo Salao, 6°
Naturales)
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